miércoles, 28 de octubre de 2009

Poema sin nombre para un sin nombre que se parece a mi

Hay poemas que tocan marañas, esquinas rotas del pensamiento, laterales cósmicos de la mente, poemas que tocan incertidumbres y dudas, hay poemas que desaparecen una vez leído el último verso o comenzado el primero; poemas que reaparecen con el tiempo y se quedan para siempre. Hay otros poemas que son únicos, que son auténticos, poemas hechos a la medida de una sola persona de un sólo movimientos, de un sólo vagabundo que tal vez no merezca nada, o que lo ha hecho todo para merecerlo todo o por lo menos ha hecho algo pare merecer algo, pero que deambula buscando tristezas, contemplando vidas, holgazaneando su suerte y aguardando por un poema, por su primer poema que cae intempestivo como una fotografía, como un reflejo del otro lado, desde ella, desde quien lo elaboró pensando en un momento, en un lugar, en una imagen, quizás borrosa, quizás tan clara que se difumina, desde ella quien ha creado 19 versos en los que me encuentro sin respuestas, simplemente en silencio, simplemente esperando por otro en el que estemos los dos.

Te recuerdo
con un libro en la mano
queriendo ser poeta
ser borracho
ser veleta
sin clavar los pies
en ningún suelo.
Te recuerdo también
con una canción
bajo el brazo
o una flor robada
entre los dedos
con los labios de café
sin chocolate amargo
y en los ojos de indio
tres dudas por cada certeza
y ojalá
las ganas de enredarte conmigo
en una noche de París.

L.

lunes, 19 de octubre de 2009

En la biblioteca II

"Mirar en la biblioteca es mirar el miedo

de quien no sabe leer"

A.P

De nuevo en la biblioteca. El número de visitantes es exponencial y catastrófico, los estudiantes regresan, algunos estudian, otros como yo inventamos la manera de escapar durante un par de minutos ( tal vez lo que dure escribiendo esto) esperando que aparezcas y que digas algo así como “ hola feo” “hola flaco” pero la inefable realidad es que no apareces. Es ese vacío que se crea ahora; yo sentado en esta biblioteca pensando en la manera de tenerte tomando té en mi habitación en la noche y de poder jugar contigo en la mañana; y tú en un lugar desconocido, tal vez haciendo la siesta después de tantas horas, tal vez charlando del mal periodismo en España, tal vez caminando o jugando con tus horquillas mientras lees algo, o tal vez, por qué no, pensando en que el pobre flaco quiere hablar contigo y tú también, pero no tienes la manera o la tecnología para hacerlo: Se te acabó el saldo del móvil, no hay Internet, el locutorio de la esquina cerró porque el dueño era ecuatoriano y con la crisis regresó a su país, te fuiste de copas y estás borracha bailando en algún bar de malasaña, tal vez en “cafeína” o simplemente tratas de comunicarte a través de la energía de tu psique, mediante hondas mentales que lleguen a mi, a esta biblioteca , tal vez ¿por qué no? Telepatía. El problema es cuando ese vacío se reproduce en tu estómago y te dan ganas de llorar o de querer que el día pase como el segundo en que no estás; quieres una respuesta, la que sea, quieres saber qué pasa. Regreso a mis asuntos. Esta vez la bibliotecaria es china y ya no me mira, quizás porque no se ha dado cuenta que yo la miro. Efecto perverso. La revolución china. Hay un chico no muy lejos de donde estoy que no ha dejado de mirarme de aspecto árabe, tal vez español, barba que parte desde sus ojos, cejas grandes y nariz ancha ¿será que le gusto? ¿Me reconoció de algún lugar? ¿habremos hablado antes? Yo no lo conozco, pero no deja de fijar, en mi, sus ojos ¿o no? quizás mire a la chica que tengo detrás, puede ser, es guapa, aunque su pelo parece sucio. ¿dónde estás? Esta biblioteca se hace infame cuando no se de ti.

domingo, 4 de octubre de 2009

Mal poema para quien se queda en Madrid

L.

Cada segundo de distracción trae una imagen tuya,

allá en Madrid,

sobre una cama o frente a un balcón

que da a la nada o a una estación de gasolina.

¿cuántas veces te dije que leer juntos

en un día de cansancio,

tras haber caminado por viejas calles en Lavapies,

haber bebido lujuria en algún bar en Malasaña

o tras inventar el día en esa habitación blanca

podía ser peligroso?

ninguna,

cerré el libro para hacer el amor

y no quise partir sin darte una última caricia;

antes de dormir me di cuenta

que estaba en París,

sin ti.

domingo, 20 de septiembre de 2009

La nostalgia del miedo

Me siento tan aislado que puedo palpar

la distancia entre mí y mi presencia.”

Fernando Pessoa

"...Luego de vuelta a casa, enciendo un cigarrillo,
ordeno mis papeles, resuelvo un crucigrama,
me enfado con las sombras que pueblan los pasillos
y me abrazo a la ausencia que dejas en mi cama".

J.Sabina

Los días traen turbulencias que ni la música o la lectura o el desparpajo de una risa pueden despejar. Hace más de una semana se fue mi heladera y compañera y en un segundo seguiré envejeciendo y tratando de entrar en la nostalgia que llega con el otoño o con cualquier noticia del otro lado de los Pirineos. La circunstancia, por alguna gracia repentina, me hizo releer muchos autores, la casualidad hizo que los tuviera a mano, a Nicanor Parra, a Jorge Teiller, García Montero (libro que robé de su biblioteca) los tomé y me los llevé a caminar hasta sentarme a leer en un banco y a detener el tiempo para no decaer. Dicen que a eso se le llama indicios de una depresión repentina, yo prefiero llamarla, nostalgia del miedo o miseria humana. Hace dos días, en una conversación con mi hermano sobre el estado de la familia y sobre la distancia de un reencuentro, me convenció para mirar algunas fotos que tenía su novia en su blog, fotos de mi familia, de algunos amigos que creí perdidos. Eran fotos de la última navidad, de su último cumpleaños, fotos de eventos sociales, con personajes que ya en mi cabeza sólo son imaginados por el recuerdo, gente que parece inmortal y los más queridos que envejecen. Pasando foto tras fotos, imagen tras imagen, esos rostros que parecían no existir, ahora se hacían vivos: el rostro de mi abuela empequeñeciendo, ella quien llegaba siempre primero al supermercado, quien traía tras de si la energía del campo (aunque siempre vivió en la ciudad) y parecía nunca agotarse y el rostro de mi tío y su pelo ahora blanco y barba con canas de abuelo, el tío que en mi cabeza aún juega fútbol, aún ataja goles para algún equipo del trabajo, ahora con su nieta, con los años que pasan y mi ausencia cada vez más indiferente. En una semana es mi cumpleaños y prefiero salir de acá, esconderme en otra ciudad que no sea París, pues en este lugar ha llegado el miedo como una carta de cobro. El miedo a que no esté ella conmigo caminando por la Rue Vavin, o por el Boulevar Saint Michel o en algún restaurante elegido al azar del momento, miedo a que ella no esté al llegar a mi casa o al lado derecho de mi cama, miedo a haberme enamorado de algo que pasará como el verano o la espera de que todo sea algo que se ha empezado a construir. Pero todo es un síntoma, es un síntoma de la distancia, la gente que quiero está lejos, está dispersa, envejece, vive, como yo vivo en esta ciudad, como yo vivo mientras escribo estas palabras o mientras ella lee el periódico a kms de mi, o mientras mi abuela se prepara una sopa o se arropa a ver televisión; hay un movimiento, un ciclo claro del que es imposible escapar, al que se reduce la existencia, ese movimiento me llega a las entrañas por no haber estado en esos fotogramas, en eso píxeles, por no estar en el recuerdo ni en la memoria de esos actos, por dejar que ella al despertar tenga el presentimiento de que puede dormir sin mi. Hace muchos años que yo me fui y aún no quiero regresar, lo decidí así, el tiempo lo decidió así. La cotidianidad del extranjero es en mi el universo, pero en la cabeza llevo todo, llevo la mirada de aquellos que están del otro lado, imagino los pasos en Madrid de ella quien camina por Fuencarral o por alguna callejuela de Malasaña o de Arganzuela visitando amigas o buscando algún buen café en donde sentarse a leer. Todo lo llevo en la cabeza, la conciencia de este segundo más, del espacio perdido con mi familia y del tiempo arrasado por la ironía de permanecer aislado en una ciudad cada vez menos ajena que consume mis días; del daño hecho a quien tanto quiero, de las ganas de verla, de los movimientos limpios para desaparecer en un libro o escribiendo poemas que nunca llegarán a ser publicados.

martes, 15 de septiembre de 2009

En la biblioteca I.



L.

“Siempre imaginé el paraíso

Como una especie de biblioteca”

J.L. Borges

"Je suis le saint, en prière sur la terrase, comme les bêtes pacifiques paissent jusqu'à la mer de Palestine. Je suis le savant au fauteuil sombre. Les branches et la pluie se jettent à la croisée de la bibliothèque."

Arthur Rimbaud

I

En la biblioteca puede ocurrir cualquier cosa, que el chico que está a mi lado, o más bien señor canoso que está a mi lado, se duerma y ronque como un oso sin que nadie se atreva a despertarlo, hasta que de repente, después de dos soplidos fuertes, renazca naturalmente y siga leyendo lo que parece ser un manual de medicina en árabe; que la chica que está en frente, me mire con odio porque sin querer golpeé sus pies al sentarme (o tal vez sea una mirada seductora o traviesa) la chica parece del Este Europeo; que la bibliotecaria se acerque a mi para decirme que por favor introduzca bien los audífonos en el ordenador, puesto que aquellos que están en la biblioteca "estudiando" escuchan esos estrambóticos sonidos que provienen de un piano y no a todos les interesa; Efecto psicópata, Bach. que por tratar de detener un estornudo con mi mano y mi respiración, el estornudo cobre dimensiones demenciales hacia la implosión y todos, o por lo menos los más próximos, se vean húmedamente afectados y deseen, en lo más íntimo de sus pensamientos, que me largue y los deje trabajar tranquilos.

La chica del Este juega con su pelo y mira al infinito con un esfero en la mano y muchas hojas de papel enfrente, el señor que duerme ya no ronca, está en el nirvana, la bibliotecaria, con su cara de bibliotecaria, con sus gafas de bibliotecaria, me mira de reojo, porque sabe, en su interior de bibliotecaria, que estoy escribiendo sobre ella. En la biblioteca puede ocurrir de todo, menos que deje de pensar en ti.

viernes, 11 de septiembre de 2009

manos de cocacola

para la mamá tía

Una áspera nube de humo te envuelve
dejas la ventana abierta
y fumas un cigarro que ya hace años
cuelga de tu boca
y el tiempo va lento
y tus manos de cocacola
con olor de nicotina
ojos verdes que te entristecen
el día a día
con un café en la mañana
o siempre
(quizás un brandy que caliente las entrañas)
imaginando viajes
creyendo en ángeles
y prendiendo velas
para que escape el viento
o la rutina
Ahora te debo un palabra
que el mejor consejo
definitivamente
ha sido tenerte.

sábado, 18 de julio de 2009

Mujer abismo

"Soy el hombre más sencillo que existe, pero cuando siento un "grito" en mí, no acepto transformarlo en una "vocecilla" para complacer a los mudos y a los tartamudos. Pues yo no deseo agradar a nadie, ni tener discípulo ni ser discípulo. He venido a este mundo por algunos instantes y quiero lanzar un grito y partir". Nada más.

Nikos Kazantzakis

"La noche tiene la forma de un grito de lobo"

Alejandra Pizarnik

Ok, Cuando me canse de gritar te diré lo muy estúpido que me veo, pero gritar me hace bien, desde siempre ha hecho bien un buen grito, o que lo diga Munch, que no solo se atrevió a gritar, sino además a pintar un grito, valiente pintura, valiente manera de escupir el desahogo.  Hoy he querido gritar muy alto, arrojar toda esta basura que guardo dentro y que se convierte en suspiros o en dolores momentáneos de estómago, en náuseas como cuando estás enamorado,  cuando sientes esa melancolía en la garganta, cuando sientes que estás perdiendo a alguien y no hay vuelta atrás o no hay arrepentimiento, todo eso hace mal guardarlo allí, dentro, te hace huraño, te hace triste, te hace pendejo.   Por eso yo grito, y grito muy alto, porque lo que tengo acá es mucho, y es mucho más en mi soledad, pues aunque valgo todo, sólo tengo un par de deudas, un par de deudas enmarcadas en tu ausencia, en mi fracaso, en mi mediocridad ensalzada en escritos que no dicen nada.  Ahora grito más duro que nunca, porque se que te me vas a pedazos pero que intentas sostenerme suavemente con momentos lúbricos y claros de belleza.  Eres una mujer abismo en donde un grito tiene eco,  grita, grita con toda tu fuerza y  responderás de la misma manera y serás la última en responder.  Y Me gusta gritar allí, al abismo mujer porque se que la respuesta siempre será la misma, siempre pierdo, allí dejo todos mis pulmones, pero ella no se cansa de responder, el abismo se hace infinito.

Grito, avísame de tu ausencia

Para tragarme mis palabras

Para tragarme mi dolor y mis nauseas

Para conformarme con la desnudez

Con el certero bramido de una ola

Que grito descansa

Sin mis miedos,

Sin el punzón de un puñal en mis entrañas

Sin la lágrima en la garganta

O la amargura del bosque en niebla.

martes, 9 de junio de 2009

EL CREADOR

"El inusitado dolor me pareció muy vivo. Incrédulo, silencioso y feliz, 

contemplé la preciosa formación de una lenta gota de sangre..."

(El inmortal), J.L.Borges

Una mirada puede ser la creación ociosa de todas las miradas, 

un guiño puede ser la creación perfecta de la destrucción…”

André Paulin

Siempre que imagino mundos, sentado en alguna de las infinitas sillas de esta ciudad mientras espero que de un suspiro me cambie la vida y flotando entre el ruido infernal del transito matutino, cierro los ojos, entrecruzo los brazos, y vuelco mi cabeza lentamente en dirección al cielo exhalando los olores del día y su suciedad.  Permanezco muchas horas, muchas, inventando un universo infinito, en donde quepa todo, un universo circular, sin fin, un rizoma que resuma mi vida.  Juego con palabras, con sonidos y silencios, con formas inenarrables o figuras exactas, pruebo con materiales duros que me cortan y de donde manan los obscuros días y las prolongadas noches de equinoccio.  A veces tardo  eternidades en darle color a una espina o en anegar un lago de vida. ¿Cómo imaginar lo inimaginable? Esa es mi labor. Este universo, por ejemplo, es tentativamente plano, no tiene hemisferios, simplemente se está adelante o atrás, yo soy de los de atrás, para estar adelante aún hay que avanzar, pero el de adelante también es de los de atrás porque siempre tiene gente adelante, es ahí en donde se hace infinito, en donde los confines se rompen, en donde la vida cobra un único sentido, ya nadie quiere ir al norte o al occidente (como en mi primogénito mundo) simplemente todos quieren ir adelante, pero siempre están atrás.  Es un lugar en donde la monotonía no existe, todos los días son diferentes a pesar de que siempre se busque estar adelante, pues siempre se está atrás; la rutina se rompe, se resquebraja en un único punto: la soledad.  Es un universo en donde la historia es el presente, si no hay atrás no hay pasado, un lugar en donde la costumbre siempre te hace dar un paso enfrente.  El amanecer (todo universo debe tener un amanecer) se hace en silencio; sus tres soles emergen equinoccialmente vislumbrando la infinitud del universo: el último siempre es más oscuro, casi no brilla  y del primero brota un rayo de luz leve que permite mantener los ojos abiertos al mirarle fijamente, el tercero oculta la única luna minúscula de resplandor opaco y sólo brilla al anochecer antes de su natural movimiento hacia delante.  El mar, hay mar por donde quiera que se mire, con olas gigantes que golpean arrecifes y rocas, creando una espuma blanca y perfecta que llega a las playas vírgenes de arena suave que bordean la tierra.  Siempre huele a mar, siempre hay una leve brisa que nos recuerda aquel océano que tenemos a nuestros pies.  El clima es primaveral pero el paisaje es de otoño con hojas que se desprenden de los árboles, rojizas o amarillas el viento las mueve y las obliga a dar círculos creando tornados enanos que siempre, siempre van hacia delante.  Y ese nadie que habita, que recorre cada minúscula senda que invento, ese explorador al que le dejo todo dado, el que ha de poblar y colonizar una a una las montañas y las llanuras no ha de ser el hombre, podrá ser un animal cualquiera, una simple bacteria, o un simple ruido, pero nunca el hombre; o tal vez, en ese lugar, no haya nada que no pueda mover un leve soplido y de esa manera todo será más seguro, todo perdure más.  

Pero abro los ojos y me toca elegir ¿hacia donde voy? ¿Acaso soy yo el único creador? ¿Acaso alguien ha podido imaginar Igschlibe, Zatón o Zamtxais con la perfección que yo los imaginé antes de su destrucción?  A veces prefiero no pensarlo, prefiero ocultar mi realidad, la de la soledad, la de mis universos fantásticos y simplemente abordar un barco oxidado, de los que crujen al empezar a andar, de los que invento para plegar de melancolía el sonido del agua y navegar hacia alguno de mis mundos, hacia el cosmos más claro, el más perfecto o el más ruin, tal vez sea este en donde mi realidad juega, en donde invento cada geografía, cada suspiro del hombre, tal vez todo sea mi creación, como la luz o los animales, como mis ganas de morir y salir de la eternidad.

Ahora recuerdo que en los inicios, cuando creí estar solo quería llorar e inventé la lágrima con la que hice las lunas, recuerdo la luz áspera que alojé en el sol y el resplandor de las estrellas; sobre ese espacio perpetuo ideo mis mundos, fabrico mis ilusiones, vislumbro mis ideas.   Espero algún día sentarme en la arena (mi máxima creación, la síntesis de la infinitud) e idear un lugar en el que simplemente descubra quien soy o descubra que no soy nada.         

domingo, 31 de mayo de 2009

A good choise

Cuando quise decidir, decidí. Como siempre toda decisión soslaya una duda, pero ésta era una duda evidente, una duda clara, una duda sin duda.  El caso es que decidí y en su manera de ver ella también decidió.  Angel o demonio? Todos decidimos, un mundo maniqueo en donde el arte de elegir lo tienen los más tontos.  Elaborar un plan para convencerte de que esa es la buena elección y saber que esa estrategia se debe preparar sobre los inmanentes errores o catástrofes que pueden ocurrir, como por ejemplo que la elección salga defectuosa o que la elección tenga patas y salga corriendo para no volver; que la elección tenga miedo.  Ahora no tengo ninguna duda, ninguna marca de arrepentimiento, sin embargo queda la duda de lo que sería o de lo que hubiera sido, pero esa marca se borra fácilmente si la elección es perfecta, sino, ni lo intentes, la otra opción ya habrá desaparecido.

martes, 31 de marzo de 2009

viaje menor ¿?

Este viaje continúa, este viaje que comencé para terminar en ti, para regocijarme con la idea de que existe un destino que nos ha llevado a encontrarnos en este punto del mundo, en este instante, acá ya no hay lugar, no hay espacio, simplemente caben dos cuerpos en un viaje que debe pensarse hasta la muerte, hasta la agonía de un día sin remordimientos, y ese día, ese instante, espero que las voces que alguna vez oí y las miradas que logré captar a la velocidad de la vida, pueda reencontrarlas y suministrar todo ello a un solo agujero, al más profundo, que no conduce a nada, ni a la mísera rutina del más inútil y mediocre de los hombres. Tal vez yo, tal vez todos.

domingo, 8 de febrero de 2009

Mala respuesta a la pregunta ¿qué es la poesía?

«La poesía revela este mundo; crea otro. Pan de los elegidos; alimento maldito. Aísla; une. Invitación al viaje; regreso a la tierra natal»
Octavio Paz (El arco y la lira)

Dejemos la mala poesía. Cómo escribir sobre algo que no se sabe? La escritura poética como la naturaleza debe saber dar explicación de si misma, si la naturaleza da respuesta, es decir responde a la pregunta ¿qué es la naturaleza? Entonces, cumple su función: la primavera, el nacimiento, la muerte, la lluvia, la caída de una hoja etc. El suicidio es indudablemente poético. La poesía por tanto debe responder a la pregunta ¿qué es la poesía? Es decir todo lo que es la naturaleza, más lo que no es la naturaleza: la estupidez (aunque en algunos parezca natural) es poética. La ignorancia, poesía pura. La torpeza, la rabia, el miedo, el sarcasmo, el dolor, el infinito de lo que vemos y oímos, la plenitud de cantares y orgasmos, todo y por todo esto es que hay tanta poesía que habla del amor, porque el amor es natural y es poético y patético. Lo patético es indiscutiblemente poético. Ahora, si la poesía abarca todo aquello que proviene de la naturaleza y lo que no, entonces todo lo que vemos, oímos y comemos es poesía, pues si. La poesía está contenida en cada rincón, en cada esquina con polvo, en cada mirada y en la transparencia de una blusa. Ahí está la poesía, en esos dos pezones, en la calva de ese señor gordo, en la barriga de ese señor calvo, en el instinto más agrio que invade tu cuerpo, esa es la poesía, el cúmulo de emociones estridentes que se escriben en un papel manchado y que no valen nada, sólo la insolencia del lector o el plagio del adolescente. La poesía termina siendo universal, sagaz, recóndita, sin ella la vida sería una mierda, y la mierda sería pura poesía, a lo que corresponde arriesgarse a escribir, arrojarnos a la cotidiana tarea de expulsar unos versos sin sentido que te hagan ir al baño, para luego aseverar, con una sonrisa pálida, y con todo el cinismo agrio, lo malos poetas que somos, pero sentirnos tranquilos por intentarlo.

jueves, 5 de febrero de 2009

Mal poema para la mitad de una mujer

Caminando sobre la absurda línea que divide la cordura y la locura.
Ahora, siendo sinceros, estoy enamorado de la mitad de ti,
porque la otra mitad, o quizás más,
no me pertenece,
tal vez (y esto lo digo con la tonta pretensión
de quien quiere ser querido) 
me pertenece tu cuerpo,
tus miradas, tu sonrisa, tus inquietas muecas,
de rabia, de lujuria, de alegría,
tus ojos tristes cuando tienes que levantarte,
tu cuerpo cálido cuando al despertar
estás junto a mi, abrazados, queriendo ser uno,
muchas veces sin lograrlo (muchas veces queriendo)
el movimiento de tus manos,
tus pies sobre mis rodillas,
tu pierna encadenándome,
tú, risueña y dormida,
el color de tu piel, tus días buenos
tus euforias repentinas
tus pequeñas trampas, tu compañía
y tus saltos de niña intempestivos,
todo lo que puedo tocar y ver,
todo lo que me dejas tocar y ver
todo aquello que me quieres dar.
Ahora, lo que duele, lo sincero y catastrófico:
La otra mitad, que pertenece a ese otro,
tu mente, tus ganas, y tus deseos,
el brillo de tus ojos,
son, por ahora, mi más recóndito secreto
y mi dolor más agudo,
porque si te tuviera toda,
si pudiera repetir infinitamente en tu cuerpo
lo que soy yo en ti,
lo que marcas en mi cuello,
lo que dejas en mi cabeza,
si pudieras repetir simplemente
todo aquello que piensas de mi
en una hoja de papel
estaría dando un gran paso hacia la locura;
Y es en este Lugar, en este instante, en que te veo salir,
en que te veo correr bajo pequeñas gotas de lluvia,
que espantas con tu pelo, que muestran tu dulzura,
que me conformo con un beso, con una señal escondida
y con aquellas caricias vagas
y aquellos pequeños silencios,
que milagrosamente
mantienen mi cordura.

martes, 20 de enero de 2009

Pequeño diálogo de los amantes

"Empiezo a desear un lenguaje parco como el que usan los amantes, palabras rotas, palabras quebradas, como el roce de las pisadas en la acera, palabras de una sílaba como las que usan los niños cuando entran en un cuarto donde su madre está cosiendo y cogen del suelo una hebra de lana blanca, una pluma, o un retal de chintz. Necesito un aullido, un grito".
Virginia Woolf

"¡Ay, qué amante es la rosa y qué amada la espina!".
Gabriela Mistral

"Hace frío sin ti, pero se vive".
Roque Dalton

-Por favor quédate

-no puedo, tengo que trabajar

-no, quédate conmigo siempre

-…tengo que trabajar

sábado, 17 de enero de 2009

Fracasando (los cursi del fracaso)

“El futuro está ahí, lleno de días,

pero es un duro charco: por él pasan

lentas sombras de sueños cuando pasan...

Nocturnos cielos cúbrenme los días”.
Nicolás Guillén

“Muerdo el anzuelo
y vuelvo a empezar de nuevo cada vez…”
Andrés Calamaro

Pierdes tus posibilidades de ser querido, te la juegas por una de ellas y pierdes con las dos, es un destino inhumano, es un destino de destierro, debes partir, debes huir, replantearte tu manera desordenada  e invisible de vivir, no te quedan caminos, no te quedan salidas, caes ante su mirada  como el más estúpido, ante esa manera de sonreír y de ver las sombras que te dan la realidad, pero temes alejarte, decirte que nada es posible, que todo es una manera de reír, de reírte de ti, en tu cara, pero ella es clara, tiene por costumbre ser sincera, y aunque sabe que soy algo más que un par de palabras o un par de historias, siempre encuentra una excusa para hacerte pensar y cuando llegas tarde, cuando eres simplemente “circunstancial” tu camino es de barro, es luchar contra las piedras, pero vivir el instante, el momento, tal vez sea una excusa que te lleva y te acerca al abismo, al que sabes que llegarás, pero esa mirada diáspora, ese dolor que se repite, porque sabes que no quieres ser su amigo, que lo que quieres es un instante cómplice, una caricia noble que te transforme, que eleve ese pensamiento maligno, macabro, el de amar, el de querer y ser querido, a ese innombrable mundo que es el fracaso, el fracaso de haber perdido, de haber soñado, que con ese olor, con esa estrafalaria e inocente manera de darme la mano, o de mirarme, me estás dando excusas para compartir el silencio, el silencio de las mañanas y los momentos plenos en los que te levantas y me pides un beso, tal vez nunca lo pidas, me queda mucho tiempo, me congelo, nunca había competido con tanta desventaja…quizás haya alguien que te quiera más que yo, pero yo quiero quererte como el único instante en que te pueda tener.