Un día como hoy, del año en que murió Sartre, Alejo Carpentier y el baterista de Led Zeppelín John Henry "Bonzo" Bonham, nacía en la clínica Palermo de Bogotá y en el seno de una familia de clase media capitalina, un tal Camilo. De padres carismáticos pertenecientes a uno de tantos grupos de izquierda de aquella época y bajo la tutela de su abuela materna (ama de casa revolucionaria y amante del aguardiente y las cartas), Camilo se sumergió desde muy joven en el oscuro mundo del anonimato. Cuenta la leyenda que su padre les leía a él y a sus otros dos hermanos el Capital de Marx para hacerlos dormir, objetivo muy razonable y efectivo que no tardó en reproducir en ellos un llamado interés por la lectura, y particularmente en Camilo, una marcada obsesión por tener barba. En su adolescencia fue el niño feo del grupo y su invisibilidad ante las mujeres era notoria. Su único camino redentorio era entonces estudiar, pero tampoco allí pudo destacarse en algo, simplemente estuvo. Es así que en la actualidad, en su vigésimo séptimo onomástico, sigue siendo uno más entre muchos y lo que es peor aún, su rostro no deja ver el más mínimo asomo de pelambre, pelusa o vello ligero, aún cuando ha probado todo tipo de productos, maquillajes y disfraces que han resultados poco verosímiles y algo risorios, por lo que continúa siendo un triste imberbe, condición que mantendrá, con seguridad, hasta su muerte…
Lille 2007