domingo, 4 de octubre de 2009

Mal poema para quien se queda en Madrid

L.

Cada segundo de distracción trae una imagen tuya,

allá en Madrid,

sobre una cama o frente a un balcón

que da a la nada o a una estación de gasolina.

¿cuántas veces te dije que leer juntos

en un día de cansancio,

tras haber caminado por viejas calles en Lavapies,

haber bebido lujuria en algún bar en Malasaña

o tras inventar el día en esa habitación blanca

podía ser peligroso?

ninguna,

cerré el libro para hacer el amor

y no quise partir sin darte una última caricia;

antes de dormir me di cuenta

que estaba en París,

sin ti.

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